08 julio 2009

¿Por qué naranja?


Por Esteban Perez

Cuando uno escucha la palabra "naranja", la primera imagen que se nos aparece a la mente es casi siempre aquella fruta cítrica y rugosa, de cáscara más o menos gruesa, pero jugosa en su interior. También poseé un alta dosis de calcio, potasio y vitamina C.
Sin duda, el color obtiene su nombre a partir de este fruto, y cromáticamente se obtiene producto de la mezcla de dos colores primarios: el rojo y el amarillo.
El objetivo de este artículo es explicar fugazmente lo que desde hoy y hasta vaya a saber cuándo, se intentará desarrollar en los sucesivos artículos y comentarios, que espero despierten el interés de ustedes, los lectores.
Históricamente, la manera de hacer periodismo y de catalogar a los distintos medios en los que se desarrolla aquella actividad fue definida por cuestiones cromáticas, las cuales, desde ya, son acompañadas de una connotación. Asi nació la "prensa blanca" , "la prensa amarilla" o la "prensa rosada", entre otras.
Pues bien, aquí se tratará de hacer otro tipo de periodismo. Uno que tome lo poco de lo bueno que aún queda, y sumarle lo mucho y lo nuevo que hoy le falta.
Y por qué naranja. Pues sencillamente porque para quitarle todos los nutrientes al fruto es exprimiéndolo al máximo.
De esta forma, los hechos podrán ser apreciados de un modo en el que el periodismo de hoy no refleja. Y si lo hace, es más bien por fallidos o accidentes editoriales.
Se propone construir un espacio distinto, transitar un camino nuevo de relatar nuestra cotidianeidad, beber un jugo que refresque y fortalezca nuestros espíritus.
Así, capturar la naranja será nuestro proceso de observación; pelarla, el de deconstrucción; exprimirla el de interpretación y, por fin, la conclusión: el momento de disfrutar el jugo obtenido por el fruto de nuestro trabajo.
Ahora sí, los dejo. Me espera un exquisito vaso de exprimido de naranja.